Demuestran que una proteína humana puede desencadenar la enfermedad de Parkinson


:: Nota de prensa del Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR). 08/04/2014 ::


El hallazgo, probado en experimentación animal, abre la puerta a detener la progresión y extensión de este proceso neurodegenerativo
El estudio internacional, liderado por el VHIR, y con la participación de otros grupos del CIBERNED (CIMA-Universidad de Navarra y Universidad de Valencia), además de la Universidad de Burdeos, ha sido publicado en Annals of Neurology

Una investigación liderada por el Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR) ha demostrado que las formas patológicas de la proteína alfa-sinucleína presentes en pacientes fallecidos con enfermedad de Parkinson son capaces de iniciar y extender en ratones y primates el proceso neurodegenerativo que tipifica esta enfermedad. El hallazgo, publicado en la portada de marzo de Annals of Neurology, abre la puerta al desarrollo de nuevos tratamientos que permitan detener la progresión de la enfermedad de Parkinson, dirigidos a bloquear la expresión, la conversión patológica y la transmisión de esta proteína.

Estudios recientes han demostrado que formas sintéticas de alfa-sinucleína son tóxicas para las neuronas, tanto in vitro (cultivos celulares) como in vivo (ratones), y que pueden propagarse de una célula a otra. Sin embargo, hasta ahora se desconocía si la capacidad patogénica de esta proteína sintética podía hacerse extensiva a la proteína patológica humana que se encuentra en los pacientes con Parkinson y, por lo tanto, si era relevante para la enfermedad en humanos.

En el presente estudio, dirigido por el Dr. Miquel Vila, del grupo de Enfermedades Neurodegenerativas del VHIR y miembro de CIBERNED, y en el que también han participado otros dos grupos del CIBERNED (el liderado por el Dr. José Obeso, CIMA-Universidad de Navarra, y el liderado por la Dra. Isabel Fariñas, Universitat de Valencia) así como un grupo de la Universidad de Burdeos en Francia (Dr. Erwan Bezard), los investigadores extrajeron agregados de alfa-sinucleína de cerebros de pacientes fallecidos con la enfermedad de Parkinson para inyectarlos en el cerebro de roedores y primates.

Cuatro meses después de la inyección en ratones, y nueve meses después de la inyección en monos, estos animales empezaron a presentar degeneración de las neuronas dopaminérgicas y acúmulos intracelulares de alfa-sinucleína patológica en estas células, tal y como ocurre en la enfermedad de Parkinson. Meses más tarde, los animales también presentaron acúmulos de esta proteína en otras áreas cerebrales a distancia, con un patrón de extensión similar al que se observa en el cerebro de los pacientes al cabo de varios años de evolución de la enfermedad.

Según el Dr. Vila, estos resultados indican que “los agregados patológicos de esta proteína obtenidos de pacientes con enfermedad de Parkinson tienen la capacidad de iniciar y extender el proceso neurodegenerativo que tipifica la enfermedad de Parkinson en ratones y primates”. Un hallazgo que, añade, “proporciona nuevas pistas sobre los posibles mecanismos de inicio y progresión de la enfermedad y abre las puertas a nuevas oportunidades terapéuticas”. Así pues, el siguiente paso consistirá en averiguar cómo detener la progresión y la extensión de la enfermedad, mediante el bloqueo de la transmisión célula a célula de la alfa-sinucleína, así como regulando los niveles de expresión y deteniendo la conversión patológica de esta proteína.

Enfermedad de Parkison

La enfermedad de  Parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente tras el alzhéimer. Se caracteriza por la pérdida progresiva de neuronas que producen dopamina en una región cerebral (la sustancia negra del mesencéfalo ventral) y la presencia en estas células de agregados patológicos intracelulares de la proteína α-sinucleína, llamados cuerpos de Lewy. La pérdida de dopamina cerebral como consecuencia de la muerte neuronal se traduce en las manifestaciones motores típicas de la enfermedad, como la rigidez muscular, los temblores y la lentitud en los movimientos.
El tratamiento más eficaz para esta enfermedad es la levodopa, un fármaco paliativo que permite restaurar la carencia de dopamina. Sin embargo, a medida que la enfermedad avanza, el proceso patológico de neurodegeneración y acumulación de α-sinucleína se extiende progresivamente más allá del mesencéfalo ventral hacia otras zonas cerebrales. Como resultado, se produce un empeoramiento progresivo del paciente y la aparición de manifestaciones clínicas no motoras que no responden a los fármacos dopaminérgicos. Actualmente no existe un tratamiento que evite, detenga o retrase la evolución progresiva del proceso neurodegenerativo.

Referencia bibliográfica:
Recasens A., Dehay B., Bové J., Carballo-Carvajal I., Dovero S., Pérez-Villalba A., Fernagut P., Blesa J., Parent A., Perier C., Fariñas I., Obeso JA., Bezard E., Vila M. (2014).  Lewy body extracts from Parkinson disease brains trigger α-synuclein pathology and neurodegeneration in mice and monkeys. Annals of Neurology 75 (3). DOI: 10.1002/ana.24066