:: Artículo de Manuel Ansede (@manuelansede) para Materia (http://www.esmateria.com). 26/09/2013. Publicado bajo Licencia Creative Commons BY-NC-ND 3.0 ::
Expertos españoles comienzan a investigar los hasta ahora desconocidos yacimientos chinos y sostienen que sus fósiles “reabren la cuestión sobre el origen del ‘Homo sapiens’”
Hubo un tiempo, no hace tanto, en el que en los mercadillos chinos se vendían por doquier huesos fósiles, con cientos de miles de años de antigüedad, por sus supuestas propiedades medicinales. Restos únicos de especies humanas extinguidas habrán desaparecido tras ser devorados por personas desesperadas por su impotencia sexual o su reuma. Son respuestas a la pregunta “¿De dónde venimos?” convertidas en fraudulenta Viagra.
Pero la situación ha cambiado. Los fósiles chinos empiezan a aparecer en las principales revistas científicas del mundo y pueden poner patas arriba lo que se sabe sobre el origen y la evolución del ser humano. Nuestra especie, el Homo sapiens, o sus ancestros inmediatos pudieron surgir en algún punto de Asia y no en África, según sugieren con mucha cautela algunos investigadores. Y en China pueden esconderse las pruebas, si es que no fueron transformadas en Viagra fósil.
“Ahora el Gobierno chino apoya a los científicos que investigan los yacimientos”, explica el paleoantropólogo Xing Song, de la Academia China de Ciencias. Su organización acaba de presentar un convenio con investigadores españoles para estudiar los dientes humanos fósiles de los principales yacimientos chinos. Los 150.000 euros del proyecto los pone China.
Una hipótesis revisable
La paleoantropóloga María Martinón-Torres forma parte del equipo español que ya estudia los fósiles chinos, a los que han tenido acceso muy pocos investigadores en el mundo. Confiesa que los ha explorado “con los ojos como platos”. En un artículo reciente en el Periódico de Atapuerca, la científica llegó a preguntarse: “Homo sapiens, ¿made in China?”.
“En los fósiles de China hemos visto cosas que no habíamos visto nunca”, señala Martinón-Torres. A su juicio, unos dientes humanos fósiles hallados en el sur del país, en el yacimiento de Panxian Dadong, “reabren la cuestión sobre el origen del Homo sapiens”, pese a que las evidencias genéticas y fósiles apuntan mayoritariamente a África. Hasta la fecha, los restos más antiguos de Homo sapiens se han encontrado en Etiopía y tienen unos 200.000 años, una edad que concuerda con los estudios genéticos de poblaciones modernas.
Sin embargo, el origen africano del Homo sapiens “no deja de ser una hipótesis sujeta a revisión”, según insiste Martinón-Torres, que en marzo publicó un estudio sobre los dientes de Panxian Dadong, unas piezas muy modernas pese a tener entre 300.000 y 130.000 años. Otro de los autores de aquel estudio, Erik Trinkaus, es más escéptico. “No es probable que los fósiles asiáticos cambien el origen africano de los humanos modernos, pero ofrecerán un panorama más complicado que el actual”, afirma el experto, de la Universidad Washington en San Luis (EEUU).
La investigadora María Martinón-Torres, en el yacimiento chino de Donggutuo / MMT
Un cajón de sastre
Hasta la fecha, en la pequeña Europa se han identificado varias especies de homínidos: neandertales, Homo heidelbergensis, Homo antecessor. Lo mismo ocurre en África: Homo habilis, Homo rudolfensis, Homo ergaster. “Sin embargo, todo lo que se ha encontrado en Asia, que es un continente gigantesco, se ha metido en un cajón de sastre llamado Homo erectus”, critica Martinón-Torres, del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh).
Martinón-Torres, colaboradora de José María Bermúdez de Castro, codirector de los yacimientos de Atapuerca, recuerda que los primeros miembros del género Homo que salieron de África, los Homo habilis, lo hicieron hace unos dos millones de años. La investigadora sostiene que a partir de estos primeros Homo se pudo establecer “una población madre” en algún punto de Asia, quizá en el Cáucaso o en Oriente Próximo. Y a partir de ese núcleo se podrían haber producido dispersiones hacia el oriente (China) y el occidente (Atapuerca, en España). E incluso podrían haber vuelto a África ya como presapiens o incluso auténticos Homo sapiens, sugiere con muchísima cautela.
“Asia no es un recipiente de especies humanas que salen de África, sino que también pudo generar otras especies”, afirma. Según sus hipótesis, los primeros europeos (Homo antecessor, Homo heidelbergensis e incluso la enigmática especie Ñ de Atapuerca) probablemente tuvieron un origen asiático.
La caja de Pandora
La investigadora cree que la evolución humana es un complejo puzle al que le falta una gigantesca pieza: China, un país de 10 millones de kilómetros cuadrados, más del doble que la Unión Europea. También lo cree Bermúdez de Castro. “Muy poco se sabe de la primera colonización de China por homininos quizá tan arcaicos como el Homo habilis. Los datos son confusos, escasos y casi siempre controvertidos. Es posible que las primeras poblaciones de humanos procedentes de África colonizaran China hace más de un millón y medio de años”, afirmó en marzo en su blog.
Bermúdez de Castro y Martinón-Torres están a punto de publicar con sus colegas chinos un estudio sobre otros dientes fósiles de unos 400.000 años hallados en el yacimiento de Hexian, en el este de China. Son tan singulares que un revisor de la revista científica en la que van a publicar el hallazgo les exigió que demostrasen que no eran dientes de orangután.
“Los revisores nos dicen que nunca han visto dientes humanos así. Pero es que yo tampoco he visto nunca humanos así, salvo en China. Investigar estos yacimientos va a ser como abrir la caja de Pandora”, advierte Martinón-Torres.