Artículo de Manuel Ansede (@manuelansede) para Materia (http://www.esmateria.com). 15/10/2013. Publicado bajo Licencia Creative Commons.
Profesores universitarios escriben un manifiesto para denunciar la autorización por el Gobierno valenciano de 33 instalaciones para capturar con pegamento aves amenazadas con fines supuestamente científicos
La decisión del Gobierno valenciano de autorizar la “caza científica” de aves protegidas ha desatado la indignación de los mayores expertos en aves de la comunidad autónoma. En una carta abierta, casi una decena de profesores de universidad muestra su “más profundo rechazo” a la apertura de 33 paranys, instalaciones en las que se untan ramas de árboles con potentes pegamentos para que cualquier pájaro que pase se quede adherido.
La organización conservacionista SEO/Birdlife recordó la semana pasada que este método de caza “ya ha sido prohibido por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, el Tribunal Supremo, el Tribunal Constitucional y el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas”. Sin embargo, en esta ocasión el Gobierno valenciano autoriza a dos profesores de Ingeniería Rural de la Universidad Politécnica de Valencia, Andrés Ferrer y Juan Bautista Torregrosa, ajenos a la investigación ornitológica, a conducir supuestos estudios de la migración de aves cazándolas con pegamento, incluyendo especies protegidas como petirrojos, picogordos, currucas capirotadas y currucas cabecinegras. Es como estudiar la migración de las cebras en África atrapándolas en cemento fresco.
Los profesores firmantes de la carta creen que los permisos “deben anularse”, ya que “resultan sospechosos y parecen servir de tapadera para otros fines”. Los firmantes son especialistas de universidades públicas de la Comunidad Valenciana y Zaragoza. “Este proyecto es una tontería que no tiene ni pies ni cabeza. Tenemos la impresión de que se está buscando una alternativa para continuar una actividad de caza ilegal bajo un camuflaje de proyecto científico”, sentencia Germán López, ecólogo de la Universidad de Alicante.
“Raigambre helénica”
En el proyecto de “caza científica” participan voluntarios de la principal asociación de caza con pegamento, Apaval, una organización que defiende “el valor contrastado y clásico, es decir, de raigambre helénica, que encierra la inocua práctica de este arte de caza”.
La organización SEO/Birdlife ha anunciado que recurrirá la resolución del Gobierno valenciano y la denunciará ante la Fiscalía de Medio Ambiente. “Es indignante que las ONG estemos tan solas para defender el medio natural de todos”, lamenta Asunción Ruiz, directora ejecutiva de la organización. “Este proyecto es una vergüenza, un insulto a la ciencia. Esta decisión va más allá de que mueran miles de petirrojos: debilita nuestro estado de Derecho”, argumenta.
Para el presidente de SEO/Birdlife, Eduardo de Juana, la supuesta caza científica “no pasaría ningún comité ético, porque es un método que está prohibido por la directiva europea de aves”. De Juana rechaza incluso que el parany sea un método tradicional, como defienden los cazadores valencianos: “Atraen a las aves utilizando grabaciones, con altavoces. ¿Qué tiene esto de tradicional?”. Los promotores de la “caza científica” de aves protegidas aseguran que liberarán a los ejemplares tras la toma de datos. “¿Cómo vas a soltar un pájaro con todas las plumas pegadas”, se pregunta escandalizado De Juana.