:: Nota de prensa del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología (IPNA-CSIC). 26/09/2013 ::
Un nuevo estudio sobre la biodiversidad marina a escala mundial revela la existencia de puntos de alta diversidad funcional en aguas templadas. Hasta ahora, estos denominados puntos calientes o hotspot de biodiversidad se basaban exclusivamente en la cantidad de especies que albergan las aguas y se habían localizado en las zonas tropicales del planeta.
En palabras del doctor Mikel Becerro, científico titular del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología (IPNA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)
y único participante español en el estudio, "nuestra aproximación va mas allá de la simple abundancia de especies" y sostiene que, atendiendo a otros factores, como el rol de cada especie en su ecosistema, emergen nuevos puntos con altos niveles de biodiversidad funcional.
El citado estudio, publicado hoy en la prestigiosa revista Nature, ha sido llevado a cabo por la red de científicos de diferentes nacionalidades del programa Reef Life Survey (RLS). Se trata de una iniciativa de “ciencia ciudadana” donde la participación de buzos voluntarios en la recolección de datos ha hecho posible el registro de información procedente de un total de 1844 localidades, registrándose 2473 especies diferentes de peces. En el estudio, liderado por el doctor Rick Stuart-Smith y el equipo de la Universidad de Tasmania donde nació el programa RLS, han participado científicos de todo el planeta. En España, el trabajo ha sido llevado a cabo por el equipo coordinado por el doctor Mikel Becerro, que apunta que "este programa no existiría sin el entusiasmo y capacidad de sacrificio de los buceadores RLS que realizan un trabajo crítico para obtener un volumen de datos inabordable por equipos exclusivamente científicos”.
El tratamiento de la información recogida en los mares de todo el mundo desvela que incorporando información de cómo comen, dónde viven o cómo se mueven los individuos de cada especie se puede aprender más sobre sus diferencias, uno de los pilares de la diversidad. “Nuestro estudio es el primero en incorporar datos sobre el funcionamiento de las especies de una manera tan comprensiva y este conocimiento extra nos dibuja un mapa global de biodiversidad muy diferente al que conocíamos hasta ahora”, dice el Dr Mikel Becerro.
Siguiendo este nuevo modelo, la diversidad funcional de los ecosistemas es mayor en lugares como las islas Galápagos con un número moderado de especies, pero donde las funciones que llevan a cabo son altamente variadas. Por el contrario, la diversidad funcional en puntos calientes clásicos como el oeste del Pacifico tropical es mucho menor.
De cara a una aplicación práctica, la importancia del estudio reside en la protección de la biodiversidad a nivel global y la creación de planes efectivos para la misma. Así, advierten que "de repente, los hotspots de diversidad funcional aparecen en mares templados, que están recibiendo unos niveles de protección por debajo de la que reciben sus hermanos tropicales." Importantes puntos calientes en diversidad funcional se ven desprovistos de protección, sin tener en cuenta que la pérdida de especies en sistemas donde todas desempeñan funciones diferentes puede tener graves consecuencias ecológicas y sociales, pues se pueden perder muchos de los servicios que las especies proporcionan a nuestro bienestar.
El rol biológico como nuevo cartógrafo del mapa de diversidad marina
Desde que Darwin estudiara la evolución de las especies hasta la actualidad, los biólogos han empleado la misma metodología para medir la diversidad biológica de una región: el recuento de las especies. Aquellas zonas con una mayor biodiversidad son las que cuentan con un mayor número de especies distintas y reciben el nombre de hotspot o puntos calientes. Sin embargo, aplicando otros factores cuya medición es más compleja, como qué comen o dónde viven cada una de esas especies, se pueden establecer patrones distintos de biodiversidad.
Esto es lo que han llevado a cabo científicos de todo el mundo en el ámbito marino. Un reciente estudio publicado en la prestigiosa revista Nature, desvela la existencia de nuevos puntos calientes en las aguas templadas más alejadas de los trópicos. Hasta ahora las regiones con una mayor biodiversidad se encontraban en las zonas tropicales del planeta. La diferencia radica en la diversidad funcional, es decir, en la importancia que juega en la mediación de la biodiversidad la función o rol que desarrolla cada una de las especies en un
ecosistema determinado. Así, para comprender cómo las especies contribuyen al correcto funcionamiento de los entornos es necesario, no sólo conocer cuan abundantes son, sino también qué hacen y cómo interactúan con el medio.
La nueva metodología que ha hecho posible este estudio se basa en la recogida de datos sobre cómo los miembros de cada especie desarrollan su vida usando una detallada matriz de rasgos funcionales. Ésta incluye lo que los peces comen (plancton, invertebrados, algas, otros peces…), cómo se alimentan, dónde viven, si son diurnos o nocturnos y su modo de vida (solitario, en pareja…). Recopilar tal cantidad de información a nivel global habría sido imposible sin el modelo de trabajo impulsado por la iniciativa Reef Life Survey, promotora del estudio. El Reef Life Survey (RLS) nació en Australia liderado por el doctor Rick Stuart-Smith y el equipo de la universidad de Tasmania como voluntariado científico. Se ha extendido por todo el mundo promoviendo la participación ciudadana en la recopilación de la información sobre los mares y el estado de las especies marinas que ha hecho patente la existencia de estos nuevos hotspot o puntos calientes de biodiversidad. En España la organización del trabajo reside en las manos del doctor Mikel Becerro, científico titular del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología (IPNA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), quien es consciente de que "este programa no existiría sin el entusiasmo y la capacidad de sacrificio de los buceadores RLS que realizan un trabajo crítico para obtener un volumen de datos inabordable por equipos exclusivamente científicos”.
Para llegar a identificar donde se encuentra una mayor cantidad de especies con funciones diversas, y por lo tanto una mayor biodiversidad funcional, ha sido necesario el análisis de 1844 localidad y el registro de 2473 especies diferentes de peces. Gracias al tratamiento de la información suministrada por los buzos, los científicos han podido comprobar que, clásico puntos calientes como el oeste del océano Pacífico se ven muy limitados en cuanto a diversidad funcional, mientras que, zonas escasas en cuantía de especies diversas como las islas Galápagos presentan una gran variedad de funciones llevadas a cabo por los individuos que pueblan sus aguas.
Un ejemplo muy claro era expuesto por los miembros de RLS: imaginemos dos piscinas. Una con tres peces y la otra con un pez, un pájaro y un cangrejo. Intuitivamente llegaremos a la conclusión de que la segunda piscina tiene una mayor diversidad que la primera. Pero según el antiguo modelo de análisis de la biodiversidad, ambas piscinas serán igual de diversas dado que ambas tienen el mismo número de especies distintas. En definitiva el objetivo del estudio es conocer mejor las diferencias existentes entre las especies, dado que ahí radica la esencia de la diversidad. Es por ello el doctos Mikel Becerro señala que “nuestro estudio es el primero en incorporar datos sobre el funcionamiento de las especies de una manera tan comprensiva y este conocimiento extra nos dibuja un mapa global de biodiversidad muy diferente al que conocíamos hasta ahora”.
De forma práctica, el descubrimiento de nuevas áreas de gran biodiversidad funcional revela la incorrecta aplicación de las actuales políticas de protección del medio ambiente, dado que estas se centran en la conservación de las aguas cálidas de los trópicos. Se pone así sobre la mesa la necesidad de incrementar la protección en las aguas templadas debido a que “la pérdida de especies en una comunidad donde todas juegan roles distintos tendrá mayores consecuencias para los ecosistemas” como apunta el doctor Mikel Becerro.
Canarias como Hotspot de biodiversidad
De forma inesperada, los datos recogidos por los buzos voluntarios en las aguas de Canarias han revelado que el archipiélago constituye una región con una alta diversidad funcional, en cuanto a especies marinas se refiere. Aunque no alcanza los niveles de otras zonas como las islas Galápagos, este dato viene a reforzar la necesidad de aumentar la protección de las especies canarias para evitar semejante pérdida de biodiversidad.
Y ello es mérito de la comunidad Reef Life Survey Spain. Tras recibir el curso de formación adecuado por parte de los promotores australianos de la iniciativa, un grupo formado biólogos titulados, estudiantes, buzos y amantes del medio marino en general, han facilitado al doctor Becerro la información sobre el estado de las especies que ha servido como base para la publicación de las conclusiones aquí expuestas.
En definitiva, el estudio de RLS viene a demostrar la necesidad de continuar investigando el medio ambiente para conocer de primera mano qué está destruyendo la acción humana y qué necesita ser protegido.